Juan Manuel Ostoja es director ejecutivo de la Corporación Educativa San Ignacio de Loyola de Perú. Es descendiente de Juan Ostoja Brasich, fundador de la Sociedad Slava de Beneficencia en el año 1906.

Después de 115 años de vida institucional, la sociedad sigue activa en el Perú bajo el nombre actual de Asociación Croata Dubrovnik, que permite que la comunidad croata en el Perú continúe agrupada y vinculada a los valores, principios y cultura croata.

A veces solemos medir las distancias que separan a los países y las culturas en kilómetros o, incluso, en horas de vuelo. Pero, en el caso del Perú y Croacia, las distancias pueden medirse en lo que dura gritar un gol, lo que tarda leer una buena novela, escuchar una canción o correr una ola.

Aunque algunos textos de historia cuentan que ambas naciones empezaron a unir sus destinos a mediados del siglo XIX, cuando el negocio del guano y la actividad minera empezaban a florecer en el país andino, lo cierto es que hay versiones que señalan que existen evidencias de la llegada de los croatas al Perú a inicios del siglo XVI durante la conquista del Imperio Inca. Las relaciones entre España y la ciudad croata de Dubrovnik tenían por objetivo contrarrestar los peligros de la dominación otomana en el Mediterráneo oriental. En aquella época la marina mercante de Dubrovnik era una de las más importantes en el mundo. Sus navegantes eran demandados por sus conocimientos de construcción de barcos y de navegación. Así varios marinos croatas fueron contratados para navegar a las nuevas colonias españolas en América.

Es así como existen datos de marineros de Dubrovnik que llegaron durante la época de la conquista al Perú y construyeron la famosa iglesia de San Blas en el Cusco, que lleva el nombre del patrono de Dubrovnik. De esa manera, uno de los íconos turísticos del Perú fue trabajado por manos croatas y el Perú habría sido el primer país sudamericano en recibir inmigrantes croatas – destaca el peruano de origen croata.

Ante la idea de dos países amigos, se debe reconocer que hay descendientes que nacieron para solidificar las relaciones.

Sofía Mulanovich, la campeona mundial de surf; Raúl Ruidiaz Misitich, exitoso futbolista; Gabriela Pérez del Solar Cuculiza, voleibolista subcampeona olímpica; Iván Tahys, escritor de conocidas novelas, son solo algunos de los representantes de las nuevas generaciones de migrantes croatas en el Perú.

Es incalculable el valor cultural, deportivo e histórico que el Perú ha conseguido gracias a los descendientes de croatas. Talentosos artistas, políticos, diplomáticos, científicos han aportado y siguen aportando para que el Perú destaque internacionalmente. Es justamente por esa comunión entre ambos países que resultaba oportuno contribuir desde la educación a las nuevas generaciones de jóvenes peruanos y croatas, brindándoles oportunidades y nuevas puertas en un mundo cada vez más competitivo y conectado.

La Universidad San Ignacio de Loyola en el Perú se ha caracterizado por tener una visión global, por formar profesionales internacionales que puedan desempeñarse con excelencia en cualquier parte del mundo. Es por eso por lo que ahora estamos celebrado importantes convenios académicos con cuatro universidades de Croacia.

Aspira University College, University of Zagreb, Algebra University College y la Zagreb School of Economics and Management son las instituciones que ahora forman parte de la red de universidades con las que la Universidad San Ignacio de Loyola tiene valiosos acuerdos que beneficiarán a los alumnos tanto de Perú como de Croacia. Se trata de universidades de primer nivel que se unen a la red de alianzas académicas de la Universidad San Ignacio de la como una manera de continuar y revalorar las relaciones tan cercanas y beneficiosas que tiene el Perú con Croacia – dice Juan Ostoja.

Una conexión clara entre ambos países es su gastronomía.

La cocina croata es conocida por el uso de ingredientes frescos y saludables y la cocina peruana ha demostrado ser una de las mejores del mundo. Esta relación se potenciará gracias al intercambio de estudiantes y una inevitable y esperada fusión de creatividad de nuevos platos y recetas. Además, Croacia es un país que pone especial énfasis en el sector turístico, y que cuenta con temporadas en las que necesita ocupar puestos de trabajo para atender la alta demanda que reciben cada año. Es así que se abre una oportunidad adicional para que jóvenes estudiantes peruanos puedan ir al país europeo a trabajar y seguir aprendiendo.

Más de 10.000 kilómetros separan al Perú de Croacia, pero la distancia no es tanta cuando se conoce la historia, los puntos de encuentro, los antecedentes y, sobre todo, cuando se entiende que la educación es un camino largo y ancho que se transita para valorar todo aquello que reconocemos y nos acerca – concluye Juan Manuel Ostoja, director ejecutivo de la Universidad San Ignacio de Loyola de Perú.

 

Fuente: