El año pasado se realizó un seminario en Santiago de Chile impartido por el Dr. Robert Zimmer, Presidente de la Universidad de Chicago, sobre el futuro de la educación. Al finalizar la conferencia, varios participantes nos acercamos a preguntarle al Dr. Zimmer cuál era su opinión con respecto al eLearning o educación virtual. La máxima autoridad de una de las mejores universidades del planeta nos dijo que si bien es cierto que para una educación de élite en países como los Estados Unidos es esencial el contacto presencial (face to face) entre el profesor y los alumnos, es evidente que en otras realidades distintas se requiere un tipo de educación particular. Mencionó el ejemplo de la India, dónde no es posible construir las miles de universidades que serían necesarias para brindar una educación superior de calidad. Para Zimmer, en contextos como éste, debe imponerse la educación virtual que permita la formación de cientos de millones de jóvenes con ansias de inclusión social.

Estoy convencido que Zimmer, como muchos otros expertos, tiene razón. La globalización de las nuevas tecnologías ha transformado el mundo. La educación no puede permanecer encerrada en una torre de marfil como pretenden algunos. Las plataformas de eLearning permiten que millones de jóvenes de los lugares más remotos del planeta (y también, por qué no, de los lugares más apartados del Perú) tengan la oportunidad de acceder a una educación superior de calidad. Hoy en día se estima que casi el 50% de los estudiantes universitarios en el mundo están tomando al menos un curso on line y que para el año 2020 más de la mitad de los programas en las universidades alrededor del planeta estarán basados en la modalidad virtual.

Pero la tendencia en el Perú es precisamente la contraria. En nuestro país, pese a que el acceso a la educación universitaria ha avanzado de manera significativa en las últimas décadas, todavía siete de cada diez estudiantes que terminan la secundaria no tienen la posibilidad de acceder a estudios superiores. Este es el gran reto de cualquier gobierno, el acceso a una educación de calidad. Existen importantes iniciativas por parte del sector público y privado para fomentar una verdadera educación inclusiva. Hasta hace unos años, programas innovadores como Beca 18 o los nuevos sistemas de financiamiento como el Fondo de Garantías para préstamos estudiantiles que el BID promueve con USIL, eran impensables. De la misma forma, la educación virtual se ha transformado y es hoy una alternativa real para millones de jóvenes que aspiran a una mejor movilidad social basada en la meritocracia. Por eso, es imprescindible que países como el Perú sigan el buen ejemplo del resto del mundo, especialmente de regiones en vías de desarrollo y potencias emergentes, como China e India, países que presentan las tasas más altas de crecimiento del eLearning.

La educación virtual, en países como el Perú, no es una alternativa. Es una necesidad. Por razones de geografía, distancia y calidad académica, la educación peruana tiene que apoyarse en la virtualización. Sin embargo, si la nueva Ley Universitaria promulgada el año 2014 continúa limitando de manera dogmática la educación virtual (considerando, por ejemplo, que en el caso del pregrado, la mitad de los créditos deben ser impartidos de forma presencial) todos perderemos, el Estado y los ciudadanos, dejando pasar de largo una gran oportunidad para incluir a millones de nuestros compatriotas siguiendo, por supuesto, altos estándares de calidad académica, un adecuado control gubernamental, y el cumplimiento de estándares de acreditación nacionales e internacionales.

Ciertamente, el nuevo nombramiento de la Dra. Lorena Masías Quiroga al frente de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU), una profesional abierta a la globalización, nos da muchas razones para creer que la reglamentación de la Ley Universitaria favorecerá el empleo de una educación virtual de calidad, permitiendo que el Perú participe de las grandes innovaciones educativas que tienen impacto directo en el desarrollo nacional. La educación debe ser inclusiva, y no solo el privilegio de algunos pocos afortunados. Y si esto lo saben los Chicago Boys, ya va siendo hora de que todos juntos lo apliquemos también en el Perú.

Fuente: Gestion

http://www.usil.edu.pe/repositorioaps/0/0/not/virtual_global/nota-universidad-virtual.pdf