El maestro Gary Becker, Premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Chicago, sostuvo que invertir en la formación del capital humano es la manera más efectiva de aumentar la productividad laboral y promover el crecimiento de la economía, lo cual permite distribuir sus beneficios entre todos los integrantes de la sociedad. Ciertamente, la inversión en educación, para alcanzar estos beneficios tangibles, tiene que presentarse bajo la forma de una política de Estado de carácter permanente. El Perú necesita una política educativa alentada por todos los stakeholders públicos y privados. Esta política educativa debe garantizar, sobre la base de un gran pacto nacional, que aquello que ha funcionado bien durante un gobierno se mantenga en su esencia en los siguientes gobiernos.

Se nos viene a la mente, por ejemplo, el logro de Beca 18, que ha transformado la vida de miles de jóvenes estudiantes de nuestro país y se ha ganado el reconocimiento del BID, la atención de la Universidad de Pensilvania y el interés de investigadores de Harvard y de la Universidad de Chicago. Dicho programa es un ejemplo concreto de eficiencia en las políticas públicas y debe ser objeto de un amplio pacto nacional que otorgue continuidad al esfuerzo desplegado por el Estado. La educación peruana tiene que ser sostenible en el tiempo porque es esencial para el desarrollo de nuestro país. Por eso, con independencia del gobierno de turno, nos atrevemos a defender que las políticas públicas en materia educativa necesitan de un consenso muy particular que las proteja de los cambios de gobierno, de las diferencias políticas y que garantice su continuidad.

Son más de quince millones de peruanos en edad de trabajar que no tuvieron acceso a la educación superior, ni técnica ni universitaria, y que constituyen una gran masa de mano de obra no calificada y de baja productividad. Solo a través de políticas públicas que apuesten por el largo plazo, solo mediante un gran pacto nacional que garantice la continuidad y la mejora paulatina, nuestra educación podrá transformarse en un modelo para toda América Latina, permitiendo que la inversión del Estado y el apoyo del sector privado sumen esfuerzos y desarrollen nuevas iniciativas que contribuyan a una educación superior inclusiva y de calidad.

Fuente: gestion.pe
http://gestion.pe/impresa/ge18031516-economia-2126462